domingo, 12 de diciembre de 2010

La vida son palabras, palabras que inquietan, palabras vacías

Estoy solo escribiendo mi última instancia, se desliza sangre por mi puño, no quiero más, mi único deseo es no despertar, por favor paren el mundo que me quiero bajar. No sé cómo empezar, ni por qué quiero hacerlo, pero algo me dice que debo escribir esta historia, una historia que termina hoy, la cual contaré con mi último suspiro, aquella historia que sólo yo conozco, la historia de mi vida.
De mi infancia me quedan pocos recuerdos, algunos confusos y otros que no me atrevo a recordar. Creí ser feliz hasta los siete años, no les voy a mentir, fui feliz hasta los siete años. Ese 14 de Febrero cambió mi vida, siempre me he cuestionado ¿Por qué a mí, habiendo tanta gente en el mundo, por qué cresta me tuvo que tocar a mi?, en ese momento lo único que quería era llorar, le imploraba a Dios que no me dejara sufrir de esta manera, que yo a mi corta edad no merecía eso (falacia ad misericordium)1, que pusiera alguna vez atención en mis peticiones, pero una vez más me cerró la puerta en la cara, y mi madre tendida en el suelo me mira y con su último aliento me dice, te amo hijo y te amaré toda la eternidad. Ese momento, ese día, esas palabras, ese lugar, su último latido, su último respiro, fue lo que gatilló mi sentencia, la cual me predestinó hasta llegar al momento donde estoy ahora, cada vez con la herida más grande y la sangre que cubre mis palabras.
Luego del trágico suceso perdí toda mi creencia en un dios o religión, me di cuenta que la misma gente los ha creado para intentar darse un sentido en la vida, o hacer ilusiones que la vida era linda o valía la pena, pero cuando uno les pedía algo a ellos o a su dios, no hacían nada más que cerrarte la puerta en la cara, una y otra vez, malditos imbéciles no sirven para nada (Falacia ad hominem)2. Esa fue mi primera gran y fuerte decepción en la vida, ahí perdí mi religión, mi dogma, el que yo creí que era mi sentido en la vida, se fue y sin decir adiós me dejó un último regalo, una enorme depresión.
Con el tiempo borré la cara de mi madre de mi cabeza, a escondidas de mi padre guardé dos cosas que me hacían recordarla a cada momento, primero en mi billetera tenía una pequeña foto de ella donde salían sus hermosos ojos pardos que enloquecían hasta el propio papa. Esta foto la escondía de mi padre porque al momento de la muerte de mi madre, mi papá botó todo lo que la involucraba, incluso las cosas que ella me había regalado a mí; yo desconcertado con la actitud de mi padre le pregunte el por qué de su reacción y me dijo entre exaltado y llorando que yo todavía era muy chico para entenderlo, que era lo mejor para los dos (Falacia ad vericundiam)3. También conservé una flor muy especial para ella, una flor blanca la cual ella cuidaba de una manera muy particular, solo dos personas sabían de su existencia: ella y yo. La flor representaba su vida y era demasiado importante para mí, prometí cuidarla por el resto de los días, y cada noche antes de conciliar el sueño regaba esta flor, la que escondía debajo de mi cama y guardaba en un macetero rojo, ya que era el color favorito de mi madre.
Pasaban y pasaban los meses y yo sentía que éstos corrían, me fui adecuando a la situación, no sé si me acostumbré a estar sin ella o simplemente me dolía mucho recordarla. Los días eran cada vez más fríos y oscuros y mi padre nunca ayudó a que fuera distinto. Con la muerte de mi madre yo tuve que vivir con él, ha sido la experiencia más espantosa de mi vida. Primero mi padre es un maldito empresario, y como tal es un tipo tremendamente indiferente, muy enojón, nunca ha pensado en nadie más que en él (Generalización espesurada)4, y ni siquiera estando viva mi madre me pude llevar bien con él. Todos los días era lo mismo, llegaba mi papá del trabajo, habría una lata de cerveza y se ponía a tomar, alegando e incluso gritándome sus problemas. Mi único refugio era leer, me encantaba leer libros sobre el amor, la verdad es que nunca supe ni sé por qué, ya que mi más profunda decepción en la vida fue con el amor, hoy ya no me queda ni una pizca de fe en el amor. Puede ser que de alguna forma añoraba ser feliz y como era más niño e ingenuo creía que el amor traía felicidad (Post hoc).5
Llegó el 7 de Agosto del año 2005, mi cumpleaños número quince. Ese día para mí será inolvidable, el día donde me pude reencontrar con el amor. Me desperté esa mañana, mi padre había salido temprano, por lo tanto aproveché que no estaba en la casa, saqué mi planta y la coloqué en la ventana para que estuviera al sol. Fui a buscar agua para regar la planta, y por casualidad vi a mi vecino jugando con su hijo en el patio delantero de su casa. En eso estaban cuando se acerca una muchacha preciosa de cara muy familiar y veo que extrañamente le pregunta algo a mi vecino, él le apuntó hacia mi casa y no sé por qué, pero yo estaba con una extraña corazonada. Siento que golpean la puerta de mi casa y el corazón me latía a mil por hora. Me detengo un segundo delante de la puerta y sin pensarlo dos veces la abro. Era ella, la miro y no lo podía creer. Desconcertado veo como sus labios se mueven y pronuncia mi nombre, fueron palabras mágicas, su voz era como un conjuro hermosamente mágico y divino que me hacía estar atado a ella por una eternidad. "¿Ignacio?", dijo ella con un tono entre alegre y dudoso. "¿Valentina?", le pregunto como si la desconociera. Pero tenía la máxima claridad de que era ella. Me responde "sí, la misma a la cual le entregaste el placer mágico de besar tus labios por primera vez". Seguía sin creerlo, porque ella fue mi primera y única polola: nosotros habíamos pololeado el año 2002, cuando yo tenía 12 años y ella 14; la verdad es que esa mujer ha sido la única que ha logrado moverme el piso, ella se la jugó al máximo por mí y sin esperar nada a cambio. Nos enamoramos perdidamente el uno del otro.
Los papás de la Vale se ganaron una beca para un magister en España y tuvieron que partir, nos separaba el destino pero ella me prometió que cuando regresara de su viaje iba a hacer lo imposible para que nos uniéramos nuevamente. Cumplió su promesa, sin titubear la hice entrar rápidamente, la miré por última vez incrédulo, estaba más hermosa que nunca, sus ojos me encandilaban por su belleza, y sin darnos cuenta estábamos besándonos, sin pensar en nada más que nosotros, no creí jamás en la vida poder sentir tanta felicidad junta y pasó lo más maravilloso de mi vida, nos entregamos lo más importante e íntimo de cada uno, yo era parte de ella como ella era parte de mí, creamos la perfección juntos, ella y yo en esa pieza sólo con nuestros cuerpos entregándolo todo al otro, simplemente algo imposible de comprender.
Transcurría el tiempo y de verdad sigo con la intriga de qué me pasó con la Vale, no sé cómo pude enamorarme de alguien siendo que mi madre murió en una fecha tan particular, no lo entendía ni quería hacerlo. La verdad es que cada vez se me iba borrando de la cabeza el recuerdo de mi madre, le regalé la foto que guardaba en mi billetera a la Vale y la hermosa planta la fui olvidando. Mi vida hasta las 8 de la noche era perfecta, pero claro a esa hora llegaba mi padre del trabajo y era un infierno convivir con él. A veces pasaban semanas sin que el llegara a la casa y cuando lo hacía ni siquiera me miraba. Un día quise preguntarle si me quería, el con su arrogancia me dijo "obvio que te quiero hijo", creo que lo decía por ego más que nada, luego le hice otra pregunta que fue la que desató el caos, puede que no haya sido el momento preciso o que se haya levantado con el pie izquierdo ese día, pero jamás olvidaré su enojo cuando yo le dije: ¿Papá -porque creo que así puedo llamarte-, entonces por qué nunca pasas en la casa, no sabes nada de mí, no hemos tenido una conversación de más de 5 minutos desde que se murió mi mamá. Qué haces tú de tu vida? Aún no sé que tenía de malo la pregunta, pero su respuesta no fue nada agradable: "¡Qué te crees tú pendejo mal criado que insinúas en tratarme así, como si fuera un par tuyo, nunca más se te ocurra dirigirme la palabra y hasta que no me pidas perdón yo no tendré un hijo!"(Falacia ad baculum)6. Lo miré lleno de rabia, seguía sin entender la situación, suspire y le dije: "Cobarde de mierda, fue sólo una pregunta y tu reacción es sinceramente patética, acaso lo que digo es mentira, acaso sabes que estoy pololeando, que llevo 5 meses con la mujer de mi vida, que ya no soy virgen, que estoy subiendo las notas, acaso ¿sabes algo de mí? Y si no quieres saberlo está bien cosa tuya, la verdad es que no cambian mucho las cosas si prácticamente vivo solo hace 8 años". Luego de decirle eso, me miró y dijo: "Te vas a arrepentir de lo que estás diciendo, no sabes nada de la vida, algún día necesitarás mi ayuda y yo no estaré ahí"(Falacia ad populum)7. Esa fue la última vez que vi a mi padre, ni yo me lo creo pero desde los 15 años tuve que vivir solo.
No sé a donde marchó mi padre, pero mi abuela algo me ayudaba, me pasaba comida y pagaba las cuentas de la casa, pero yo era completamente feliz con mi novia.
Ahora tengo 19 años y hoy ha sido el día más espantoso en mi historia. Me desperté en la mañana, prendí la televisión y salió un reportaje de última hora. "La banda narcotraficante más buscada del último tiempo es atrapada. Al líder además de narcotráfico se le acusa de haber matado a su esposa y haber dejado abandonado a su hijo. Los más cercanos aseguran que él tenía una doble vida, tenía dos familias donde en la primera habría asesinado a su esposa y dejado a su hijo solo. El nombre de éste es Jaime Escobar." Muestran las imágenes y me quede helado, era mi padre. Desesperado sin saber que hacer fui a lo que era su pieza, lo destruyo todo y encuentro una carta de mi madre:
Mi amor:
           “No sé cómo decirte esto, creo que no estaré viva para entonces, pero debo confesarte como sucedió todo. Descubrí el gran secreto de tu padre, descubrí el por qué de esas llegadas tardes tan extrañas que suele tener, también el por qué pasaba semanas afuera de la casa. Tu padre es el narcotraficante más buscado del último tiempo, y ahora él sabe que yo lo sé. Se escuchan gritos afuera y armas amenazantes, no te angusties que a ti no te hará daño, pagaré mi vida por ti”.
Salgo de mi casa corriendo y me dirijo a la casa de mi polola. Cuando voy llegando la veo saliendo de una farmacia pálida y con una cara muy extraña. Estaba completamente desorientada, se notaba que no sabía qué hacer. La veo cruzar la calle y que se le cae un papel, sin darse cuenta del peligro que corría lo recoge, se da vuelta y se queda parada en medio de la calle. Ella ahí sin saber lo que hace, nota que la estoy observando da vuelta la mirada y sus ojos notaron al micrero, gastó su último suspiro en gritarme: "¡TE AMO!". Miro desconcertado, me quedé paralizado y sin darme cuenta estaba corriendo hacia su cuerpo destrozado en el piso. La agarro de la espalda, la miró llorando, su cara llena de sangre y temor, lo perdí todo. Tenía en su mano la hoja que se le había caído inconscientemente traje su cadáver hacia mi casa. Retiro el papel de su mano, lo abro y era una carta que decía:
Para el amor de mi vida:
         “Ignacio acabo de ver la noticia de tu padre y no sé qué hacer. El otro día fui a hacerme un examen y me dieron una noticia que me dio vuelta el mundo, estoy embarazada. Mi amor, aquí termina nuestra historia, el candado que forjamos con amor fue roto por la maldad del mundo, mi vida no tiene sentido sin ti y ahora menos que nunca quiero ser una carga. Tu sabes cuanto te amo, sabes lo que estoy dispuesta a hacer por ti y en este momento lo único que puedo hacer es entregarle al destino para que estemos juntos toda la eternidad, es mi vida (Falacia ad Ignoratum)8. Por siempre y para siempre tuya, la mujer que más te amará en la vida”.
Aquí estoy, acabo de leer la carta, lo primero que hice cuando termine fue correr a la cocina, agarrar un cuchillo y sin pensarlo cortarme todos los brazos. Cada vez me cuesta más respirar, pero ahora soy un convencido de que esta vida no tiene ningún sentido. Lo he perdido todo y no me interesa creer en las palabritas de ese estúpido psicólogo Viktor Frankl que habla del sentido de la vida. Ojalá nunca hubiese tenido un sentido mi vida, ojalá no haber conocido el amor nunca, ¿para qué? si ahora que lo pierdo no me quedan más salidas que escaparme de este mundo.
Ustedes malditos ilusos que viven en un mundo ideado por otros corran, lo único que pueden hacer es escapar de la gente, no intenten ganarle al tiempo, pues, somos el tiempo que nos queda. Esta es la última parada que la vida me ofrece, tengo claro que la vida es un camino largo y sin retorno, creo que mi único consuelo es que pude soñar con alguien que soñara mis sueños, pero todo quedó en el sueño, todo quedó en la maldita fantasía, hay un largo camino entre el suelo y el cielo, ese camino para mí culmina el día de hoy, ese camino no vale la pena vivirlo, ese camino te dice vive mientras puedas, por ese camino ahora derramo mi última gota de sangre.

1 Aquí el autor hace referencia a que el protagonista le pide a Dios que no lo haga sufrir, ya que es muy joven, según el contexto que está viviendo el personaje podríamos afirmar que es una falacia ad misericordium.
2 Esta falacia se caracteriza por descalificar a un grupo o persona, eso es de lo que se encarga el protagonista.
3 En ésta, el padre dice que su hijo es muy chico para entender esos “temas de grandes”, por ende podemos decir que es ad vericundiam, ya que el padre se atribuye la autoridad para definir lo que es bueno o no para su hijo.
4 El joven dice que todos los empresarios son iguales, que por el hecho de serlo tienen esas determinadas características.
5 Aquí el personaje dice que por ser niño postulaba tal teoría. Por el hecho de ser niño no necesariamente debe creer que el amor trae felicidad.
6 El padre imponiendo autoridad le dice al hijo que él no merecía ese trato sólo por ser su padre, con eso podemos identificar rápidamente la falacia.
7 El padre quiere hacer conmover al hijo con un discurso barato y hasta demagogo.
8 Ella primero que todo cree que le está haciendo un bien a su enamorado, por ende hace lo que hace, nadie va a saber si lo que hizo ella está bien o está mal. Por otra parte ella cree que al matarse podrá estar junto a él por toda la eternidad, eso nunca se podrá comprobar. 

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