domingo, 12 de diciembre de 2010

Un monólogo que quiso ser diálogo

Cantando llegaste, cantando te fuiste. Tú tan perfecta y por ti estoy tan triste. A las 7 en la puesta del sol, todos los días vislumbrándote estoy. Hasta cuando duerme Dios, en mi desvelo estamos los dos. Todos los días igual, lloro al verte pasar. Para ti no soy más que el humo del cigarro que se pierde con el viento, para mi eres el aire que me mantiene despierto. Inmortalizo mi amor, en este cuento que sólo lee Dios.

Sufro mientras estoy despierto y lloro mientras duermo. Tu sagrada unión con él, es la razón por la que en mi pecho sólo hay hiel. Tu fidelidad es la traición a mi corazón. Vuelan cuervos de mi pecho, que hoy el amor a muerto. Que tú estés con él, es la razón por la cual en manos de Dios debo caer. No quedaré en tu recuerdo porque esta historia no alcanzara a serlo. Con el punto final sello mi vida y mi corazón, Alicia dejame decirte: “Game over, el juego acabó”.

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